Como cada mes de septiembre, aún resuenan en las galerías universitarias los ecos de la llegada de nuestra Madre, y ante sus plantas, seducidos por su belleza y sus lecciones de amor, nos dispusimos el pasado viernes 20 de Septiembre en la Iglesia de San Juan Evangelista, para disfrutar de sensacional meditación “Sine Labe Concepta”, que en este año fue pronunciada por nuestro hermano y reconocido cofrade D. Manuel Dionisio Lozano Guerra. Durante su meditación, este hijo de la Limpia y Pura abrió su corazón a todos sus hermanos, en la intimidad de un templo que dejaba al meditador a solas con la mejor de las nacidas.
Sentidas palabras las del meditador, las de un hombre de Fe, que ante Cristo en la cruz y su Santísima Madre,mostró su aceptación serena y cristiana de la cruz de cada día, abrió sus sentimientos más sinceros, esos que anidan en el fondo del corazón y que puso en manos de Cristo implorando su misericordia y perdón. No faltaron piropos a María Santísima, quien estuvo presente en los momentos más significativos en su camino cristiano, resaltando así sus encuentros personales con ella en el seno de esta Hermandad.
Gran ovación recibió nuestro querido hermano Manuel Dionisio que se resume en las palabras de un buen hijo de la Iglesia, que como tal sale a su encuentro y que en su misión, anuncia su verdad en medio de los caminos, calles y plazas.
Finalizó está meditación con un sensacional concierto de música sacra a cargo del grupo cámara de la Hermandad “Parvulis scholis” y la posterior cena de hermandad.
La jornada del sábado fue el eje central de este fin de semana, celebrándose en la Iglesia de San Juan Evangelista la Solemne Misa en honor a María Santísima Madre de Dios, en su Limpia y Pura Inmaculada Concepción.
Durante el Santo Sacrificio de la Santa Misa, los hermanos y fieles ganaron el jubileo avilista, siendo presidida la celebración por el Rvdo. Sr. D. Gabriel Robledillo, quien en sus palabras, hizo un recorrido por la historia de la salvación humana, señalando a María como arca de la alianza.
Finalizó la celebración con el canto de la salve, la oración del año jubilar y la veneración de las reliquias de San Juan de Ávila.
Entre dulces aromas de jazmín, claveles e incienso amanecía María en la jornada del domingo donde sintiéndose querida por sus hijos descendía muy temprano desde el Altar para poder ser contemplada por el pueblo fiel, poder rezarle de cerca y poder besar sus manos que son cátedra de pureza y de virtud. Tanto en la jornada de la mañana como en la de la tarde no faltaron a la cita sus hijos rezando el Ángelus a las doce de la mañana junto a Ella y el Santo Rosario a las siete de la tarde.
Crónica: José García Checa
Fotos: Daniel Chamorro Romero, Francisco Galiano Cabrera y José García Checa
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