La jornada comenzó en el claustro de la Catedral de la Natividad de Nuestra Señora, desde donde los sacerdotes partieron en procesión, entonando las letanías, con destino a la Puerta Santa para así ganar el Jubileo.
El cortejo, formado por más de un centenar de sacerdotes lo cerraban el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro y el emérito, Don Ramón del Hoyo López, quien quiso sumarse a esta celebración presbiteral. Junto a ellos también participó el Obispo emérito de Cádiz-Ceuta, Don Antonio Ceballos.
Además del clero, se unieron a la celebración familiares y amigos de los sacerdotes que celebran durante este año sus bodas sacerdotales de plata, oro y brillantes.
Don Amadeo pronunció una homilía en la que, sobre las palabras del Apóstol de Andalucía, iba mostrando el perfil de un sacerdote santo, humilde y fiel, “en este Año Jubilar nos aproximemos a la semblanza sacerdotal del Maestro Ávila, para renovar lo que somos por elección y consagración”– comenzó diciendo el Obispo. Para, a continuación, esgrimir las características que ponderaba en su tiempo el Patrón del Clero y que siguen en absoluta vigencia. “Esta conciencia de un sacerdocio sin añadidos ni exclusiones marcó toda su vida. San Juan de Ávila invitaba a huir de la dignidad para merecer la dignidad. Y para eso decía que nuestra dignidad sólo estará basada en la humildad y en la santidad”.
Monseñor Rodríguez Magro quiso destacar en su predicación, otro de las recomendaciones del Maestro Ávila al clero: “Ávila– apuntó el Obispo- recomienda estar enamorados de la Iglesia, de una Iglesia que necesita reforma y que trabaja por ella y en ella pacientemente”. A lo que añadió que en este Año de la Misión que vive la Iglesia de Jaén, los sacerdotes deben de vivir la renovación misionera y el espíritu semejante al de los profetas “el ministerio del presbítero tendrá apertura al futuro y nos hará capaces, si fuera preciso, de deshacer lo que nos paralice y de aceptar con docilidad lo que nos empuje a saltar las tapias que poco a poco nos han ido acorralando, por nuestras inercias y miedos”.
Sus últimas palabras estuvieron dedicadas a los presbíteros que durante este 2019 celebran 25, 50 y 60 años de sacerdocio: “Seguro que en vuestra vida ha habido de todo, porque nuestra condición humana siempre acumula sentimientos, situaciones, logros y hasta errores. Pero lo que sí es cierto es que la vida de un presbítero está siempre empapada de gracia. Estoy convencido de que esa ha sido la razón de vuestra fortaleza el saber que era Jesús el que tiraba de vosotros. Su presencia en vuestra vida os he hecho caminar en fidelidad en estos 25, 50 y 60 años de sacerdocio”.
Al finalizar la solemne Eucaristía, los sacerdotes se dirigieron hasta la Capilla de San Juan de Ávila, donde el Obispo incensó la pintura del Maestro del Clero, mientras se cantaba el himno de San Juan de Ávila.
Conferencia y homenaje
Los sacerdotes marcharon, a continuación, hasta el paraninfo de la antigua Universidad de Baeza, para participar en la conferencia: “Vía del beneficio. Raíz antropológica y cristológica de San Juan de Ávila”, que pronunció el Doctor en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, el burgalés, D. Saturnino López Santidrián.
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