INICIO
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro.
En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, Bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa Señor de todo corazón haberos ofendido; os propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
OFRECIMIENTO
Os ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como os lo suplico, así confío en vuestra Misericordia infinita me los perdonaréis por los merecimientos de vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
LECTURA EVANGÉLICA
Del evangelio según san Lucas 2,44-46.48-50
Sus padres se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén
buscándolo. Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y
haciéndoles preguntas. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo buscábamos angustiados». Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?». Pero ellos no comprendieron lo que les dijo. Él bajo con
ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
PENSAMIENTOS DEL MAESTRO
De los escritos de san Juan de Ávila Sermón 75
De aquí nació lo que el Señor dijo en reprehensión de sus apóstoles, que deseaban mandar: El Hijo de la Virgen no vino a ser servido, sino a servir (Mt 20,28). De aquí nació el estar entre sus discípulos como quien sirve (Lc 22,27) y hacer aquella obra de que todo el cielo se admira, de lavarles el Jueves Santo sus pies, en testimonio que su corazón entrañablemente amaba el servir y
aborrecía la vanidad del mandar y ambición de la honra y señorío; quiso tener Madre a quien se humillase y obedeciese, guardándole el respeto y preeminencias de Madre; y no contento con esto, se abajó más, a servir, obedecer y honrar a un hombre por ayo, que
tenía en lugar de padre, para convidar a los hombres a ser obedientes y humildes, y tanto fuese más justa la condenación de
quien, con mal consejo, otro camino tomase que el de su Cabeza,
Cristo, y a éste siguiese, amase y obedeciese; para que, así seguido y
obedecido, le diese aquí en este destierro gracia y después le llevase consigo a su santa gloria.
SÉPTIMO DOMINGO
Séptimo gozo: al encontrarlo en medio de los doctores en el Templo.
ORACIÓN DE PETICIÓN
San José, ejemplar de toda santidad. Grande fue tu dolor al perder, sin culpa, al Niño Jesús, y haber de buscarle, con gran
pena, durante tres días; pero mayor fue tu gozo cuando al tercer día lo hallaste en el templo en medio de los Doctores.
Por este dolor y gozo, te suplicamos nos alcances la gracia de no perder nunca a Jesús por el pecado mortal; y si por
desgracia lo perdiéramos, haz que lo busquemos con vivo dolor, hasta que lo encontremos y podamos vivir en su amistad para gozar de Él contigo en el Cielo y cantar allí eternamente su divina
misericordia.
Padre nuestro. Ave María. Gloria.
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