domingo, 21 de febrero de 2021

CUARTO DOMINGO DE SAN JOSÉ

INICIO
               Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro.
               En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, Bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa Señor de todo corazón haberos ofendido;  os propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

OFRECIMIENTO
              Os ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como os lo suplico, así confío en vuestra Misericordia infinita me los perdonaréis por los merecimientos de vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.

LECTURA EVANGÉLICA
Del evangelio según san Lucas 2, 27-35

Cuando entraban en el templo con el niño Jesús sus padres, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 
«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has 
presentado ante todos los pueblos; luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre 
estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que 
muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción y a ti misma una espada te traspasará el alma, 
para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

PENSAMIENTOS DE SAN JUAN DE ÁVILA
De los escritos del Santo Maestro Sermones 64 y 75

¡Oh cuánto debemos a la Virgen! ¡Cuánto te costaría decir: 
«Os ofrezco, Padre, este Niño para que padezca por los hombres; sea azotado, escupido, muerto por ellos, para que con su muerte ellos vivan en la eternidad vuestra para siempre jamás»!
Reventábale al santo José el corazón de ver aquella Señora que por esposa le había sido dada. Y cuando consideraba que era madre de Dios, el corazón no le cabía en el cuerpo, y la ternura y lágrimas no le dejaban hablar, y daba alabanzas a Dios, que lo ha tomado por marido de la Virgen, y se le ofrecía por esclavo.

CUARTO DOMINGO

Cuarto dolor: la profecía de Simeón, al predecir los sufrimientos de Jesús y María. 
Cuarto gozo: el anuncio de la salvación y gloriosa resurrección de innumerables almas.

ORACIÓN
Oh glorioso Patriarca San José: la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón; pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso, os confortó y llenó de alegría.

Por este dolor y este gozo alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, con la esperanza puesta en quien ha venido para ser luz de la naciones y salvación de nuestras almas. 

Padrenuestro, Ave y Gloria.

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