jueves, 22 de octubre de 2020

BAEZA ACOGIÓ LA VIGILIA DIOCESANA DE ESPIGAS DEL AÑO JUBILAR AVILISTA


No era una tarde de Vigilia de Espigas de juncia y romero por las calles, ni los hermosos atardeceres de junio jugueteaban para no dejar de alumbrar los empedrados rociados de serrines de colores, tampoco era una noche de bullicio en las calles, ni mucho menos la madrugada hacía presencia para escuchar cantos eucarísticos. Pero Jesús salió a nuestras calles y plazas, para bendecir esta tierra en una nueva Vigilia de Espigas que, a pesar de todo, se celebró para mayor gloria de Dios en la eucarística ciudad de Baeza.

Fieles a su cita, los adoradores nocturnos de esta Diócesis se unieron, un año más, para rezar juntos, de rodillas, ante Jesús, pan de vida eterna. Se recoge lo que se siembra y, por ello, esta manifestación de amor vivida en estos días, en la ciudad de Baeza, a buen seguro dejará abundantes frutos, pues frente a los que generan confusión y miedos, los adoradores permanecieron en vela para rezar y orar ¡Cuánto necesita esta mundo de la oración en estos momentos! La oración no se debe de suspender y por lo tanto, no se puede privar a las almas de la adoración a Jesús Sacramentado.

Sacerdotes adoradores, hijos de Baeza, fueron los encargados de predicar durante el quinario eucarístico preparatorio a la Vigilia Diocesana de Espigas, celebrado en la S.I. Catedral, donde cada día, al término del Santo Sacrificio de la Misa, hubo exposición del Santísimo, procesión por las naves del templo y bendición. Adoradores y paisanos, pudieron vivir tardes de “octava fuera del calendario”, celebrándose todas con gran fervor eucarístico y devoción.

Pregón

Las secciones de Baeza, Andújar, Torreperogil, Torredelcampo, Marmolejo, Sabiote y Beas de Segura de ANE, acompañados por las secciones de Baeza, Mancha Real y Andújar de ANFE, se dieron cita desde las primeras horas de la tarde en la Iglesia de San Juan Evangelista, para participar tras la acogida de adoradores, en el pregón eucarístico de la Fiesta de la Espiga, que en esta ocasión fue pronunciado por D. Francisco Juan Martínez Rojas, Vicario General de la Diócesis y Deán de las Catedrales de Baeza y Jaén.

En el discurso del pregonero se pudieron reconocer, a través de su celo apostólico, las palabras de un verdadero discípulo de San Juan de Ávila, que como tantos otros a lo largo de los siglos, desde la antigua universidad, cantaron al glorioso cuerpo de Cristo. En las palabras del pregonero, los asistentes reconocieron a un sacerdote completamente eucarístico, que durante su magistral intervención, reflexionó sobre el misterio de la Eucaristía a través de las cartas del Doctor de la Iglesia.

En las calles por las que el Maestro Ávila pregonara la gloria de Dios, comenzó la comitiva camino de la Catedral . A la sección de Baeza, se sumaron en este día también la Real Archicofradía de Santa María del Alcázar, quien es titular y madrina de esta sección, la Cofradía Sacramental de “La Fervorosa”, la Cofradía Eucarística de la Santa Cena y la Hermandad de “Las Escuelas”, quien lleva por titular a San Juan de Ávila.  Esfuerzo el realizado también para que las calles estuvieran engalanadas, dando así aire de fiesta al corazón monumental de la ciudad, donde también se pudieron ver algunos altares y balcones engalanados.

Santa Misa

El momento central de la jornada, llegaría con la celebración del Santo Sacrificio de la Misa en la S. I. Catedral de la Natividad de Nuestra Señora, presidido por Don Amadeo Rodríguez Magro, Obispo de la Diócesis de Jaén. Concelebraron, además, D. Manuel Peláez Juárez, Consiliario Diocesano de la Adoración Nocturna Española; el Cabildo Catedral; el clero de la ciudad y sacerdotes diocesanos.

Durante la homilía Don Amadeo recordó que la Vigilia de Espigas se celebraba en la ciudad Baeza, con motivo del Año Jubilar Avilista, cuya prórroga fue aprobada por la Santa Sede. Así, el Obispo reconoció que aunque les hubiera gustado celebrar el encuentro diocesano de otra manera, lo importante es “poner siempre, en este y en todos los encuentros, mucha fe y mucho amor a Cristo”.  Y añadió: “los cristianos, como San Juan de San Juan de Ávila, debemos tener una vida eucarística, vivir de lo que es centro y culmen de nuestra vida y de lo que llena nuestra existencia de la gracia de Dios, de la Eucaristía. Él lo hacía con pasión, con amor y con un sentido profundo de adoración y admiración”.

Además, Monseñor Rodríguez Magro, haciendo referencia al Evangelio del Domingo, animó a los cristianos “a trabajar al servicio de los demás, dándole a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Es decir, hay que darle a Dios lo que es de Dios y darle al mundo lo que es el mundo, porque ninguno de nosotros somos propietarios de nada, de ningún bien, todo lo hemos recibido. Por ello, hay que vivir con gratitud todo lo que hemos recibido y por ello no podemos vivir ignorando a los demás,  sino devolviendo a la sociedad que hemos recibido”.

Asimismo, quiso recordar las palabras de San Juan de Ávila sobre la vida Eucarística del cristiano y sobre la fe: “Con fe comemos a Cristo y con su amor lo digerimos. Y como su amor sea más fuerte que el nuestro, con él podremos digerir a Cristo y convertirnos en Él, haciéndonos semejantes y repartiendo a los demás el manjar eucarístico que recibimos”.

Finalmente, el Pastor diocesano, parafraseando al Maestro Ávila, dijo: “Cristo en la Eucaristía es el gran retablo al que hay que acercarse, al que hay que aproximarse y al que hay que admirar. Es también retablo el Santísimo Sacramento de las cosas que están por venir, dibujadas, pintadas, recogidas… Están allí todas las grandezas de Dios que esperamos y que aún no son venidas. Porque el Santísimo Sacramento es pan de vida eterna y es cáliz de la eterna salvación. Que así sea”.

La celebración, fue retransmitida en directo, para enfermos e impedidos a través del canal comarcal 9 La Loma TV, sumándose a través de la retransmisión en directo por la web y redes sociales diferentes secciones adoradoras, que de manera simultánea, se unieron en oración desde sus parroquias y localidades.

Vigilia de adoración

Finalizada la Santa Misa, tendría lugar la Vigilia de adoración y turno de vela ante el Amor de los amores. En el silencio de la noche, los adoradores comenzaron su turno de vela, rezando juntos y recogiéndose en esta sobria, pero espiritual Vigilia de Espigas tan atípica.  Tras el rezo del te deum, tendría lugar la procesión de S.D.M. por las naves y claustros del templo, realizándose desde la lonja de la Catedral primada andaluza la bendición de los campos con el Santísimo Sacramento.

Verdaderamente, para los allí presenten fue difícil contener las lágrimas por la emoción del momento, pues no era una bendición de los campos sin más, era Dios que salía a nuestras calles y plazas cuando más lo necesitábamos. Dios salió en mitad de la desesperanza, del dolor, la incertidumbre y sufrimiento para bendecir nuestros campos, nuestras ciudades, nuestros enfermos y familias….Dios salió a nuestras calles, cuando el mundo necesita mirarlo.

Y así, adoradores y fieles, se mostraron gozosos de camino a sus lugares de origen y hogares tras recibir la bendición en el interior de templo y vivir una vigilia de espigas para el recuerdo, que sin lugar a dudas, permanecerá en la memoria de todas las secciones, por no ser una vigilia sin más, sino por ser la vigilia de espigas, en la que los adoradores, de fortalecieron en Dios ante la adversidad.

Redacción: J. García Checa

Fotografías: Narváez Fotógrafo

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