Por la señal, de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ORACIÓN INICIAL
Sermón 49.
«Señor mío, ¡cuántos milagros hiciste en este mundo,
cuántos muertos resucitaste, cuántos cojos sanaste,
a cuántos ciegos diste lumbre,
a cuántos sordos diste oídos!
Ves aquí un muerto
que no tiene más que la lengua de vivo;
aplica en mí lo que padeciste,
ayuda a mi flaqueza, alumbra mis ojos,
haz que oigan mis oídos tus palabras de vida,
despierta mi alma de tan profundo sueño,
haz que mi corazón oiga tus palabras,
que tu dulzura de gusto a mi paladar
y haz que pierda el sabor que toma de mis pecados.»
Amén
FESTIVIDAD DE SAN JUAN DE ÁVILA
"NO PIENSES QUE ES VOZ MUDA LA QUE TIENES EN EL CIELO"
Sermón 27
«Todos estamos tristes, todos hemos menester un consuelo. El Espíritu Santo tiene por oficio de consolar a todos. Dice nuestro Señor: Busqué quien me consolase, no lo hallé, me dieron en manjar hiel, cuando había sed, me dieron a beber vinagre (Sal 68, 21-22); estaba con tantas tristezas de dentro y de fuera, que dijo Él mismo: Triste está mi alma hasta la muerte (Mt 26, 38). ¡Qué de cansancios, qué de hambre, qué de sed, qué de sudor por esos caminos! Fue tanto, hermanos míos, lo mucho que nuestro Señor pasó; fueron tantos los tormentos que pasó, los azotes, corona de espinas, las bofetadas que en su divino rostro le dieron. ¿Qué es la causa de tantos dolores, Señor? Los dolores, los tormentos, ¿no son pena de los pecados y castigo de los malos? A los que mal hacen les conviene el castigo; vos, Señor mío, ¿qué mal fue el que hiciste, que tantos tormentos pasaste? ¿Por qué tantos dolores?
Dice nuestro Redentor Jesucristo: -¿Qué deben éstos?
-Señor, muchos pecados han hecho.
-Pues quiero -dice Jesucristo- caiga sobre mí el castigo.
Ten, pues, hermano, confianza. No pienses que es voz muda la que tienes en el cielo en tu defensa; los merecimientos de Jesucristo están allá abogando por ti. Por la hiel que Él bebió estando puesto en la cruz, te darán a ti la miel del Espíritu Santo.»
PRECES
+Señor Jesucristo, que enseñaste a tus discípulos a orar, haz que, como nos enseña San Juan de Ávila, nuestra alma se comunique contigo en el habla secreta e interior de la oración.
Ten piedad y Misericordia de mi.
+ Señor Jesucristo, que elevado sobre la cruz atrajiste a todos hacia ti, haz que, como San Juan de Ávila, siempre tengamos los ojos puestos en ti, Dios humanado y crucificado.
Ten piedad y Misericordia de mi.
+Señor Jesucristo, por tu Misericordia te rogamos que estés siempre como San Juan de Ávila nos enseñó junto a los enfermos, especialmente junto a todos los afectados por el coronavirus, concédeles salud de cuerpo y alma, consuela a los familiares, reconforta a los sanitarios y dale el descanso eterno a los fallecidos por la pandemia.
Ten piedad y Misericordia de mi.
+Señor Jesucristo, te rogamos por las intenciones del Sumo Pontífice.
Ten piedad y Misericordia de mi.
+ ( Se hace la petición del Triduo )
Ten piedad y Misericordia de mi.
ORACIÓN DEL AÑO JUBILAR AVILISTA
Bienaventurado Juan de Ávila,
Apóstol de Andalucía y pregonero de la gloria de Dios.
En este Año Jubilar que celebramos en tu honor,
queremos sentir la acción del Espíritu Santo
en nuestro corazón,
para que todo cuanto hagamos nazca del amor de Dios,
renovando nuestro bautismo,
por el que Dios nos llamó a su gracia y nos hizo hijos suyos.
Santo Maestro, que tu ejemplo
nos anime a ser hombres y mujeres de fe viva,
de esperanza gozosa, de caridad ardiente,
que gusten el íntimo recogimiento de la oración.
Predicador insigne, que tu ejemplo
nos mueva a ser amigos de la Sagrada Escritura,
para que podamos ser predicadores creíbles
con el calor y el fuego de la palabra de Dios.
Ayúdanos a centrar nuestra vida en la Eucaristía,
sacramento de amor y unión,
en el que gustamos la misericordia de Dios,
que no tiene límite ni término,
y así sepan todos que nuestro Dios es amor.
Columna de la Iglesia,
enséñanos a ser constructores de fraternidad,
mirando a los demás con los ojos con que Cristo los mira.
Que María, la Santa de los Santos,
Madre Reina y figura de la Iglesia,
nos alcance de su Hijo ser discípulos misioneros,
pregoneros de la gloria de Dios.
ORACIÓN FINAL
Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la intercesión de San Juan de Ávila,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
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