jueves, 1 de diciembre de 2011

LA CRUZ DE SAN DAMIÁN VISITA EL CONVENTO DE SANTA CATALINA

Con motivo de la llegada de la Cruz de San Damián al Convento de Santa Catalina de MM. Clarisas Franciscanas, mañana viernes día 2 de diciembre a las 9 de la noche, las cofradías de la parroquia de El Salvador, entre las que se encuentra nuestra Hermandad de la Misericordia, rezarán el Santo Vía Crucis en el interior de la iglesia participando también la comunidad claustral.

Ya el sábado día 3, habrá una Vigilia de Oración, a las 8 de la tarde y finalmente el día 4 a las 10:30 de la mañana se celebrará una Misa de Despedida de la Cruz de San Damián.

El crucifijo de San Damián es un icono de Cristo glorioso. El icono fue pintado sobre tela, poco después del 1100, y luego pegado sobre madera. Obra de un artista desconocido del valle de la Umbría, se inspira en el estilo románico de la época y en la iconografía oriental. Esta cruz, de 2'10 metros de alto por 1'30 de ancho, fue realizada para la iglesita de San Damián, de Asís.

Ante este mismo crucifijo oró San Francisco de Asís y se obró el milagro que nos cuenta San Buenaventura(LM 2,1):

Salió un día Francisco al campo a meditar, y al pasear junto a la iglesia de San Damián, cuya vetusta fábrica amenazaba ruina, entró en ella -movido por el Espíritu- a hacer oración; y mientras oraba postrado ante la imagen del Crucificado, de pronto se sintió inundado de una gran consolación espiritual. Fijó sus ojos, arrasados en lágrimas, en la cruz del Señor, y he aquí que oyó con sus oídos corporales una voz procedente de la misma cruz que le dijo tres veces: «¡Francisco, vete y repara mi casa, que, como ves, está a punto de arruinarse toda ella!» Quedó estremecido Francisco, pues estaba solo en la iglesia, al percibir voz tan maravillosa, y, sintiendo en su corazón el poder de la palabra divina, fue arrebatado en éxtasis. Vuelto en sí, se dispone a obedecer, y concentra todo su esfuerzo en la decisión de reparar materialmente la iglesia.

El de San Damián es, se dice, el crucifijo más difundido del mundo. Es un tesoro para la familia franciscana.A lo largo de siglos y generaciones, hermanos y hermanas de la familia franciscana se han postrado ante este crucifijo, implorando luz para cumplir su misión en la Iglesia. Tras de ellos, y siguiendo su ejemplo, incorporémonos a la mirada de Francisco y Clara. Orémosle. Escuchémosle.

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