domingo, 7 de septiembre de 2014

ORACIÓN POR LA PAZ EN EL MUNDO

En respuesta a la petición del Santo Padre para orar por la paz en el mundo, la Diócesis de Jaén ha elaborado una Oración por la paz que se rezará en las comunidades cristianas a partir de este domingo día 7 en el que Su Santidad nos ha llamado a todos los cristianos a una jornada de ayuno y oración por la paz en todo el mundo y especialmente en Siria. 
Esta oración también podrá ser utilizada en distintos momentos de la actividad parroquial a lo largo del año y a nivel personal.

ORACIÓN DIOCESANA POR LA PAZ EN EL MUNDO

Señor Jesús:

En la Carta Segunda a Timoteo (3,1) leemos que, “en los últimos días se presentarán tiempos difíciles”, y se marca, como causa de estas dificultades, el pecado del ser humano en sus variadas modalidades. Un pecado que nos sobrepasa y que se manifiesta en estos tiempos con una violencia atroz, capaz de conmover las conciencias más insensibles. ¡Perdónanos, Señor!

Muchos hermanos nuestros que comparten la fe cristiana están siendo perseguidos y masacrados en distintos lugares de la tierra como Irak, Siria, y Nigeria. La causa está solamente en haber puesto su fe en Ti, invocándote como su único Señor. ¡Fortalécelos, Señor!

Pero este dolor además  se nos hace mayor cuando vemos que seguimos siendo incapaces de superar los viejos enfrentamientos entre pueblos y etnias, tanto en Gaza, como en el corazón de África. Y que incluso surgen nuevas guerras en la misma Europa, como es el caso de Ucrania, con nuevos inocentes y nuevas víctimas. ¡Danos tu paz, tan distinta a la del mundo!

Nuestras lágrimas se mezclan con las de tantas personas de buena voluntad que en el mundo lloran por no saber dar solución a las enfermedades terribles que afectan principalmente a los más pobres de la tierra, como son las víctimas del Ébola. Entre ellos se encuentran misioneros y misioneras que son capaces de dar la vida por ser testigos de tu encargo: “Id …, curad a los enfermos” (Mt 10,8).

No queremos caer en el desasosiego, porque de Ti aprendimos a vivir con esperanza. Y esta esperanza nuestra quiere estar puesta en Ti, Señor, por eso, en la voz del apóstol Pedro, te decimos nuevamente: “¿A quién vamos a acudir?” (Jn 6,68).

Tú, Señor, que pasaste haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo (Hch 10,38), envíanos, junto con el Padre Dios, al Espíritu Santo, verdadera fuerza capaz de hacer posible esa paz tan necesaria, y que nosotros no podemos conseguir con nuestro esfuerzo. Que el mismo Espíritu nos conceda también luz para encontrar caminos para la salud del cuerpo y del alma.

Esta plegaria, Salvador nuestro, quiere ir acompañada por la de nuestra Madre, Nuestra Señora de la Cabeza como la llamamos en las tierras de Jaén, y que sigue siendo invocada como Consuelo de los afligidos y Reina de la paz.

Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos. AMÉN.

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